domingo, 21 de abril de 2013

REIVINDICANDO LA URBANIDAD

¿Hay algún actor que pese a estar constantemente en activo, con buenas interpretaciones, parece no dar nunca el salto a la primera plana del estrellato? Seguramente ya tengáis a alguien en mente, pero como este es mi blog, hablo de quién me da la gana. Y en esta ocasión me refiero al neozelandés Karl Urban.
Muchos quizá ni siquiera serán capaz de ponerle cara solo con el nombre, y sin embargo lleva ya más de diez años apareciendo por producciones hollywoodienses de cierta enjundia.

Karl Urban en la Fantastic Fest 2012. Foto de Ronald S. Woan.

Como secundario importante, ha sido Eomer en la segunda y tercera entrega de El señor de los anillos (The Lord of the Rings II & III, Peter Jackson, 2002 y 2003); el amigo del capitán Kirk, Bones McCoy, en Star Trek (J.J. Abrams, 2009) ; e incluso el contrapunto juvenil en la gerontófila Red (Robert Schwentke). Y cómo malo malísimo fue archienemigo de Matt Damon en El mito de Bourne (The Bourne Supremacy, Paul Greengrass, 2004); némesis de Vin Diesel en Las crónicas de Riddick (The Cronichles of Riddick, David Thowy, 2004) e incluso el vampiro neófito que trae de cabeza a Paul Bettany en la infravalorada El sicario de Dios (Priest, Scott Stewart, 2011).
Sin embargo, quizá parte del problema sea que sus papeles protagonistas nunca han resultado especialmente relevantes, a pesar de su valía. En esta línea podemos citar filmes como Doom (Andrej Bartkowiak. 2005); la "remakeado" El guía del desfiladero (Pathfinder, Marcus Nispel, 2007); y la ultraviolenta e injustamente vapuleada por la taquilla Dredd (Pete Travis, 2012).



Y aún dejándome un montón de películas más que no he visto o no conozco bien, podéis ver que a este hombre no le ha faltado trabajo en esta década y sin embargo da la impresión de que sigue siendo un desconocido para el público.
Esta situación me despierta cierta... ¿lástima? Bueno, quizá tampoco es la palabra adecuada, pero eso no quita que a mí me parezca que es un buen actor, con un potencial que no acaba de explotar. Está claro que el tiempo de las grandes estrellas de acción pasó para nunca volver con la fuerza de antaño, y que resulta harto improbable que el cine palomitero nos vuelva a dar estrellas del calado de Arnie y Sly en sus buenos tiempos. Pero sin necesidad de llegar a este nivel, bien podría erigirse el señor Urban como el competidor directo de lo más parecido que hay ahora mismo a esas vetustas action stars: Jason "el inglés malhumorado" Statham. El  pelado londinense, sin llegar ni a la suela de los zapatos a sus antecesores, sin duda se ha convertido ya en un icono del cine de acción moderna, y su filmografía ya prácticamente es una institución metagenérica: son "pelis de Statham".
No sé, que conste que disfruto con las "pelis de Statham", pero creo que me gustaría que algún día se llegara a hablar de "pelis de Urban".

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